Los fundadores de CIRCE, socio del clúster BIOIB, se han planteado como misión mejorar el efecto de las vitaminas y otros nutracéuticos dotándolos de mayor estabilidad y biodisponibilidad mediante la aplicación de nuevas tecnologías basadas en la ingeniería cristalina,una innovadora disciplina científica en el ámbito de la nutrición. Recientemente, han conseguido desarrollar una forma cristalina de la Vitamina D que la convierte en mucho más estable al calor y evita errores en la dosificación.
La carencia de vitamina D puede conducir a muchas enfermedades crónicas, ya que afecta la correcta absorción de calcio y otras funciones importantes en el cuerpo, principalmente a nivel del hueso, pero no sólo. Una deficiencia de la vitamina D incluso se ha asociado a una mayor gravedad de Covid-19. El nuevo co-cristal desarrollado también reduce el riesgo de una ingesta excesiva y, por tanto, la probabilidad de hipervitaminosis.
Para saber más sobre este logro, accede al artículo completo publicado el pasado 30 de julio en El Confidencial.